51 Pero he aquí, uno° de los que estaban con Jesús, extendió la mano y sacó su espada, e hiriendo al siervo del sumo sacerdote, le cortó la oreja.
52 Entonces Jesús le dice: Vuelve tu espada a su lugar, porque todos los que toman espada, a espada perecerán.
53 ¿O piensas que no puedo invocar° a mi Padre, y ahora mismo me daría más de doce legiones° de ángeles?
54 ¿Pero cómo se cumplirían las Escrituras, de que así debe suceder?
55 En aquella hora Jesús dijo a las turbas: ¿Como contra un bandido salisteis a prenderme con espadas y garrotes? Cada día° me sentaba para enseñar en el Templo, y no me prendisteis.
56 Pero todo esto ha sucedido para que se cumplieran las Escrituras de los profetas. Entonces todos los discípulos lo abandonaron y huyeron.
Santa Biblia: La Biblia Textual, Segunda Edición. 1999 (Mateo 26: 51-56). Sociedad Bíblica Iberoamericana, Inc.
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