ORACIÓN POR LOS POLITICOS

“Exhorto antes todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad, porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (1 Tim. 2:1-4).
Según este texto, hemos de orar pidiendo que Dios nos conceda un gobierno que nos permita vivir en paz y tranquilidad, en piedad y honestidad, haciendo lo que es bueno, respetando a los demás y siendo respetados. Queremos leyes justas que respetan los derechos básicos del hombre y de la vida humana. No queremos un gobierno de agresión, conflictos y guerra; tampoco uno que no nos permita vivir piadosamente como cristianos, según nuestro entendimiento de la ley de Dios, de acuerdo con nuestra consciencia. Queremos poder servir a Dios sin estorbos legales, con leyes justas en cuanto a la libertad religiosa, sin que los derechos de unos quiten los derechos de los otros. No queremos un gobierno que nos prohíba predicar el evangelio, o hacer proselitismo, o bautizar a nuevos convertidos, o casar a los creyentes según la enseñanza bíblica, o criar a nuestros hijos de acuerdo con nuestra fe. Queremos permiso para construir nuevos lugares de culto, permiso para reunirnos en lugares públicos, y permiso para publicar y distribuir Biblias y literatura cristiana. No queremos que nuestros niños sean forzados a recibir, creer y conformarse con una enseñanza en los colegios que vaya en contra de nuestras conciencias. Queremos que nos dejen en paz para vivir según nuestra comprensión de la voluntad de Dios, sin imponer su criterio en nosotros, y nosotros sin imponerle el nuestro a nadie, cada uno respetando la libertad de los demás.
Esto es lo que hemos de pedir según este texto, y esto es lo que hemos tenido durante 40 años en España. La pregunta que nos tenemos que hacer, cada uno escudriñando su propio corazón, es cómo hemos aprovechado esta bendición de Dios como creyentes y como Iglesia, la de poder vivir pacífica, tranquila, piadosa y honestamente durante todos estos años. ¿Hemos sido luz como Iglesia o hemos aprovechado el tiempo para vivir para nosotros mismos conforme a la sociedad, más o menos como los demás, sin destacar por nuestra piedad como creyentes y como comunidades de Dios? ¿Nuestras iglesias han sido casas de oración para dar gracias a Dios por los gobernantes que nos han permitido vivir piadosamente? ¿O han sido lugares de conflicto, falta de respeto los unos para con los otros, poca santidad y falta de testimonio para con los de fuera?
La finalidad de estas libertades religiosas es poder dar testimonio por medio de nuestra convivencia dentro de la iglesia y por la evangelización fuera, para que otros, viendo nuestro amor los unos para con los otros y escuchando el evangelio, sean salvos, porque Dios “quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad”. Esta es la objetiva. Por este motivo hemos de orar por nuestros reyes y gobernantes. Que lo hagamos, y que Dios nos conceda la bendición de vivir en paz, y que usemos nuestra libertad para que muchos sean salvos.