EL ENGENDRAMIENTO DE JESUCRISTO

“El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo” (Mateo 1:18).
Las cuatro mujeres que salen en la genealogía de Cristo representan relaciones sexuales ilícitas. En cambio no hubo nada ilícito en el engendramiento de Jesús. Mateo nos explica como aconteció. Su interés está en la forma en que Jesús fue concebido, en su engendramiento, no en su nacimiento. Lucas es el que nos relata la historia de su nacimiento.
En la genealogía de Jesús, Mateo dice: “Y Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo” (1:16). Cualquier judío leyendo esta genealogía preguntaría: “¿Por qué no dice: “Jacob engendró a José, y José a Jesús?”. Los versículos siguientes (1:18-25) dan la respuesta. Es porque José no era el padre biológico de Jesús como creía la gente. Creían que Jesús había nacido de fornicación antes que José y María empezasen a vivir juntos formalmente como hombre y mujer. El embarazo ocurrió durante el tiempo de los desposorios: “antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo”.
Los judíos tenían la costumbre de casarse legalmente, pero no vivir juntos durante el primer año para ver si la mujer estaba embarazada de otro hombre. Si se encontraba encinta, el hombre procedía a divorciarse de ella. Esto es lo que José iba a hacer, porque era justo y no quería casarse con una mujer que no lo era, pero, a la vez, siendo justo no quería exponer su pecado públicamente: “José su marido como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente” (1:19). Tuvo misericordia de ella. Si ella hubiese estado con otro hombre, José no se habría casado con ella. Para él la moralidad fue muy importante. Si no hubiese sido por el sueño que tuvo, la habría dejado. Mateo nos explica lo que le hizo cambiar de parecer: “Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es”.
Esta es la explicación que Mateo provee para cerrar las bocas de los que hablaban mal de Jesús acusándole de ser un hijo ilegítimo. Esto sale en el incidente cuando los judíos decían que tenían a Abraham por padre. Jesús les dijo que no se parecían a Abraham porque procuraban matarle y Abraham no mataba a los que le decían la verdad, que se parecen más bien a su padre el diablo, porque él, sí, asesinaba. Ellos respondieron: “Nosotros no somos nacidos de fornicación” (Juan 8:41), la implicación siendo: pero tú, sí. Mateo contesta que no, que Jesús nació por un acto sobrenatural de Dios.
José creó el ángel y recibió a María por mujer, y así Dios proveyó la cobertura y protección necesarias para su Hijo: “Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer, pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre Jesús” (1:24:25). La implicación aquí es que después de dar a luz José y María sí que vivían juntos como hombre y mujer. La pureza de María no consistía en no tener relaciones con José después de casarse, sino en no tenerlas antes, ni con José, ni con ningún otro hombre. El sexo es para el matrimonio y el matrimonio para el sexo. Los dos lo tenían muy claro y juntos forman un ejemplo excelente.