PAGANISMO MEZCLADO CON EL CULTO A DIOS

“Y me llevó al atrio interior de la Casa de Yahvé, y he aquí, que a la entrada del Templo de Yahvé, entre el pórtico y el Altar, había unos veinticinco varones vueltos de espaldas al Templo de Yahvé, con sus rostros hacia el oriente, los cuales estaban postrándose hacia el oriente, adorando al sol” (Ex. 8:16).

Esta es ya la cuarta y última escena que Dios mostró a su profeta, la adoración del sol ¡en la Casa de Dios! Este culto se estaba llevando a cabo en la misma puerta del Templo. Los veinticinco hombres tenían sus espaldas vueltas al Templo del Señor, postrándose hacia el oriente, ¡sus cuartos traseros hacia Dios! Su postura lo dice todo: han dado la espalda a Dios. Han perdido todo respeto al Dios de Israel.

El culto al sol estaba tajantemente prohibido (Deut. 4:19). El sol era considerado uno de los dioses más poderosos del imperio babilónico. ¿Qué le pedían al sol? Según el comentarista, lo más probable es, ¡puesto que él tenía autoridad sobre Babilonia!, le pedían que quitara su ejército de Israel. Creían que el dios de Babilonia les podría librar, debido a que el Dios suyo no lo hacía. Están apelando a un dios por encima del Dios de Israel. ¡Sobrecogedor! ¡Qué afrenta al Dios Vivo! El pecado había llegado a su clímax.

Las cuatro escenas juntas muestran el estado religioso de Israel. Han reemplazado al Dios real por diosas de la fertilidad, deidades animales, un dios mitológico muerto y el sol, los dioses de Egipto y Babilonia. ¿Qué hará Dios? Dos cosas: juicio de mortandad y abandono de su Templo. Dios se va. Es para sentarnos y llorar. ¡En qué estado más lamentable estaba el supuesto pueblo de Dios!, qué lejos de Él, que des-respetuoso, qué viles se habían puestos, degenerados y corruptos. Así que Dios tuvo que tomar el paso siguiente: “¡Acérquense los verdugos de la ciudad empuñado cada uno su arma mortal!” (9:1).

Como Dios había anunciado, se acabó. Así que llamó las guardias de la ciudad, cada uno con su arma mortal. Con ellos estaba uno que llevaba un pincel y tinte. Le dijo: “¡Pasa en medio de la ciudad, en medio de Jerusalem, y señala con una cruz las frentes de los hombres que gimen y se angustian a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella!” (9:4). ¿De qué nos recuerda esto? ¿Somos de los que lamentamos el mal estado del pueblo de Dios, de su iglesia hoy día? Entonces Dios ha puesto su marca en nuestras frentes. Cuando pasa para hacer juicio, no nos llegará. A los guardias les mando: “¡Al anciano, al joven y a la doncella, a los niños y a las mujeres, matadlos lasta exterminarlos! Pero no os acerquéis a ninguno en quien esté la señal. ¡Comenzad por mi Santuario! Comenzaron, pues, desde los varones ancianos que estaban delante de la Casa” (8:6). El juicio de Dios siempre empieza en la casa de Dios (1 Pedro 4:17).“Y salieron y mataron en la ciudad” (8:7).

El pecado de la Iglesia es cosa tremendamente seria. ¿Cuántas iglesias supuestamente cristianos están llenos de ídolos? ¡Cuánto culto se hace a la Reina del Cielo! Hoy día no se practica la prostitución cultica, pero ¡cuánto sexo ilícito hay de parte de los cristianos! ¡Cuántas veces buscamos la ayuda de todo menos Dios! ¡Como hemos profanado su Santuario! ¡Cómo hemos pecado contra su Templo, nuestros cuerpos! Es tiempo de que el arrepentimiento comience por la Casa de Dios.